El experimentado guardameta ha colgado los guantes este mes de mayo y ha dado el salto a los banquillos. Analiza para FIFA el éxito en la Copa Mundial de la FIFA de 2010™ con España.
Han pasado 15 años desde el triunfo de España en la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010™, pero Pepe Reina inicia ahora su camino en los banquillos tras colgar los guantes en mayo con el Como italiano. De vuelta a un Villarreal en el que creció como meta tras salir de La Masia, Reina afronta el reto de entrenar al Juvenil A del club castellonense.
Con el poso que da toda una carrera al máximo nivel, Pepe analiza para FIFA el camino que se gestó para alzar el trofeo en la Copa Mundial en Sudáfrica con una generación histórica: su papel dentro del grupo, su momento clave para la parada de Casillas ante Cardozo en cuartos de final o la carrera infinita para abrazar a Andrés Iniesta en la final.
FIFA: Antes de llegar a la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010™ se inició el camino con Luis Aragonés y ese título en la Eurocopa. ¿Cómo fue ese ciclo para pasar de ser aspirante a terminar ganando?
Pepe Reina: Fueron varios pasos los que se dieron, empezando por la elección de los jugadores, un cambio de ciclo importante de muchos nombres y mucho peso en el vestuario, una filosofía de juego distinta con mucha más combinación. Una idiosincrasia e idea futbolística de tratar mejor el balón, de ser menos directos… Lo que en ese momento estaba demostrando el FC Barcelona, que era lo que funcionaba principalmente.
Luego ya dentro de la competición, el cambio que hubo fue cuando vinimos de Suecia tras perder por segunda vez consecutiva en dos meses y preparar el amistoso ante Argentina en Murcia. Ahí parece que se cambió el chip, varias cosas y luego la barrera de los cuartos de final contra Italia nos hizo seguramente creer a todos de verdad que se podía ganar.
Damos el salto a 2010. España llega con la Eurocopa bajo el brazo y con Vicente del Bosque al mando. ¿Cómo fue esa previa a iniciar la Copa Mundial? ¿Ya se palpaba que España era candidata al título?
Ahí ya habíamos tocado metal y sabíamos que partíamos en ese grupo de favoritos para el Mundial, pero que iba a ser muy difícil ya que pocas veces se repite título. Éramos conocedores que tras la Eurocopa se había seguido haciendo una muy clasificación, el equipo llegaba en plenas condiciones, la quinta de jugadores era prácticamente la misma que en 2008 y lógicamente la presunción de favoritismo la aceptábamos de buen grado. Y sabiendo que teníamos que demostrar en el campo.
Hace unos días destacaste que Gattuso fue uno de los entrenadores que más te marcó. Incidiste en su el papel que tenía con los jugadores que disputaban menos minutos. Tú en 2010 estabas en ese grupo. ¿Cómo era tu rol en el vestuario en ese momento?
Yo admitía mi rol, como debía ser. Siempre con la esperanza de hacerlo bien, de intentar tener alguna oportunidad y de, sobre todo, darle nivel a esa portería. Que Iker [Casillas] no se relajara, que me viera por detrás y tuviera que apretar para estar a buen nivel sabiendo que yo lo iba a estar y que le iba a competir el puesto. Que no se podía relajar. Y eso al final redunda en el bien del colectivo. Era un poco el rol y el secreto de esa selección, que los que no jugaban apretaban como si lo hubieran hecho toda la vida.
¿Ese rol y un poco el prisma desde el que se ven las cosas más desde fuera te daba para poder ayudar a esos compañeros que igual sí creían que iban a jugar y que de repente se veían fuera?
Nuestro puesto [el de portero] siempre es distinto. Y es más normal que juegue uno y el otro no lo haga, pero en el tema de los jugadores es distinto. Ellos se sienten que pueden participar más que un portero suplente al uso. Es lógico que la frustración sea un poco mayor y que aceptar el rol cueste un poco más, pero en una selección con tantísimos grandes futbolistas era de recibo seguir peleando, pero ser humildes como para reconocer que hay otros iguales o mejores que tú. Y si no tocaba jugar, tocaba entrenar más fuerte que nunca para seguir compitiendo.
Y siguiendo en el tema mental, el primer partido llega con el revés ante Suiza. Uno de esos momentos clave para saber que era la jornada 1 y que quedaba mucho.
Seguramente nos reforzó todavía más si cabe la idea. Podríamos haber hecho de aquello una tragedia o buscar soluciones de urgencia, sin embargo optamos por lo que yo creo que fue lo más inteligente: mantener la calma, confiar en lo que se estaba haciendo y en el siguiente partido continuar con un plan muy parecido y ser fieles a nuestro estilo. Al final fue lo que nos hizo ser campeones.
¿En el día a día del vestuario eran días de más acción y menos diálogo o el ambiente era el mismo?
Lógicamente tienes un poco más de tensión porque no te puedes permitir fallar más, no hay red de seguridad y solamente nos valía ganar. Pero a la vez yo creo que nos hizo tener la idea más clara, el mensaje era que teníamos que ganar todos los partidos para ser campeones y así fue.
Se supera a Honduras y Chile para afrontar una fase de eliminatorias en la que se ganan todos los partidos por 1-0. Encuentros ajustados en lo numérico, con una España dominadora y sin recibir goles. ¿Había tranquilidad desde el banquillo en esos momentos de tensión y con resultados tan cortos?
Se mantenía la calma, se respiraba un espíritu competitivo y de emergencia porque había que ganar siempre, pero el grupo no cambió. Y el ambiente era positivo, sano y de competición. Pero el mismo que había antes de perder el primer partido. Fueron encuentros muy dominados en los que fuimos absolutamente protagonistas. Salvo en tramos de partido puntuales fuimos dueños del juego en todo el Mundial.
Llega otro momento de los de tensión. El duelo ante Paraguay en cuartos de final, el penalti de Cardozo, tus señas a Casillas, el penalti fallado por Xabi Alonso y el gol en el 83 de Villa. ¿Cuánto se disfrutaban esas carreras tras el pitido final después de tanto sufrimiento desde el banquillo?
Fue un momento tenso, no nos vamos a engañar. Era casi un match ball que libramos. Iker tuvo la suerte de parar ese penalti, nosotros después hacerlo bueno y adelantarnos para llevarnos un partido que fue muy difícil. Fue de los partidos más difíciles del Mundial, o el más difícil. Se nos complicaban mucho las selecciones sudamericanas que venían al hombre, que imponían ritmo lento y no se jugaba mucho por las interrupciones. Eso nos costaba manejarlo mucho, pero afortunadamente pasamos el match ball y nos dio todavía mucha más seguridad.
Todos te dieron tu cuota en ese triunfo, pese a no participar a nivel de minutos. Tus señas a Casillas desde al banquillo antes de que disparara Cardozo el penalti.
Yo le transmití a Iker una vivencia que había vivido diez meses antes y que seguramente ayudó. Él tomó la decisión de seguirla. Por supuesto el mérito es suyo por tirarse a ese lado y pararlo para salvarnos el pellejo una vez más.
Ante Alemania se superan las semifinales gracias al testarazo eterno de Carles Puyol y llega la gran final ante Países Bajos. ¿Había nervios ese día previo o dormíais igual?
Para mí no cambiaba mucho, y para el grupo yo creo que tampoco cambió demasiado. La clave fue un poco esa, que éramos gente madura, que ya teníamos la costumbre de competir y cambiábamos pocos hábitos. La misma rutina y los mismos consejos. El equipo estuvo muy tranquilo.
115:55, el instante del gol de Iniesta. Menos de diez segundos después formas parte de esa piña entorno a él. ¿Recuerdas esa carrera? ¿Da tiempo a pensar en cosas concretas?
Normalmente yo llegaba de los primeros y en esa carrera me pasaban por la derecha y por la izquierda. Recuerdo que no fui de los primeros. ¡Imagínate! Cuando estaba conectando esa volea el tiempo prácticamente se paró, quedaban cuatro minutos y ahí realmente sí nos sentimos que estábamos muy cerca de poder conseguirlo. Muchísima felicidad y con la seguridad de que con ese gol no se nos podía escapar.
¿Qué supuso a nivel personal alzar la Copa Mundial de la FIFA?
Para mí ganar ese Mundial fue un sueño hecho realidad. Aunque no lo disfruté mucho porque me tocó control antidoping, pero levantar esa copa con lo majestuosa y preciosa que es siempre es un privilegio y un sueño hecho realidad.